Un día, Marta y María enviaron un mensaje urgente a Jesús. El mensaje decía: "Señor Jesús, tu amigo Lázaro está muy enfermo! ¡Ven rápido,por favor, para sanarlo! Sus hermanas temían que Lázaro muriera, pero sabían que Jesús lo podía sanar, así como había sanado a muchos.
Después de unos días, Jesús y sus discípulos fueron a la ciudad donde vivían Lázaro, María y Marta. Pero Lázaro ya se había muerto y ya lo habían enterrado.
Marta vino llorando para ver a Jesucristo. Le dijo, ¡Ay Señor, si Tú hubieras estado aquí, mi hermano no se habría muerto!".
Jesús le dijo: Tu hermano vivirá de nuevo. Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque esté muerto vivirá."
Llevaron a Jesús hasta el lugar donde habían enterrado a Lázaro. Había mucha gente llorando en ese lugar. Jesús también lloró. La gente se dio cuenta de lo mucho que Jesús amaba a su amigo Lázaro.
Después, Jesús les dijo: "¡Abran la tumba donde lo pusieron!
Cuando lo hicieron, él llamó a Lázaro. Dijo en voz alta, ¡Lázaro, sal de ahí!
Lázaro salió. ¡Ya no estaba muerto! ¡Jesús lo había resucitado!
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