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Con tan sólo 12 años, Iqbal Masih se convirtió en símbolo de la lucha contra la explotación infantil en Pakistán.

Murió asesinado el 16 de abril de 1995, cuando era figura principal de una intensa campaña que abogaba por el cierre de talleres clandestinos de trabajo y en contra de la compra de productos hechos por niños que sufrían esclavitud laboral.
 
"Comenzábamos trabajando a las cuatro de la mañana y terminábamos hasta las siete u ocho de la noche. Si nos quedábamos dormidos o éramos lentos en el trabajo nos castigaban, pegándonos o dejándonos sin comer“, contó Iqbal en la grabación del Programa Persona de la Semana, de ABC World News de Estados Unidos el 12 de septiembre de 1994. Tras pasar seis años esclavizado en diversos talleres de alfombras en Pakistán debido a una deuda que había contraído su padre, Masih fue liberado en 1992. En octubre de ese año, durante una de sus escapadas del trabajo, se topó con un mitin del Frente de Liberación del Trabajo Forzado (BLLF, por sus siglas en inglés), organización fundada en 1988 por el izquierdista Ehsan Ullan Khan, quien sufrió tortura y prisión en diversas ocasiones. En ese su primer mitin, Masih se atrevió a dar testimonio sobre lo que vivía él y otros niños. El trabajo le había acarreado ya una curvatura en la espalda y agarrotamiento de los dedos. En Persona de la Semana, relató: “Tenía media hora para comer. Había castigo si tardábamos más. Si ensuciábamos el telar o perdíamos herramientas, nos castigaban; si nos quejábamos o hablábamos con desconocidos fuera de la fábrica, nos castigaban. Nunca tuvimos un tratamiento médico. Si nos enfermábamos nos obligaban a trabajar. Si el niño estaba muy enfermo, lo mandaban de vuelta a casa”. Al salir, aprendió a leer y a escribir en una de las escuelas construidas por el BLLF, que llevaba para ese tiempo varios procesos penales en contra interpuestos por el gobierno pakistaní y por propietarios de telares organizados en la Confederación de los Negociantes de Alfombras de Lahore. Trabajo “por deudas” De acuerdo con la página de Internet del BLLF, esta organización se unió al Frente de los Trabajadores de Ladrillos. Existen fotografías y videos donde se ve a Iqbal en manifestaciones. Porta banderas rojas y ofrece su testimonio. Iqbal se convirtió en la principal figura pública de estas organizaciones. Poco antes de que Iqbal consiguiera fama mundial, el tema sobre el llamado trabajo “por deudas”, clasificado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) como una forma de “esclavitud moderna”, ya había causado que Pakistán suscribiera en 1992 el Acta de Abolición del Trabajo Forzado. Benazir Bhutto, entonces presidente de Pakistán, prometió a Iqbal apoyar su lucha por la erradicación de la esclavitud infantil. Además, en otoño de 1993, la Cámara Alta de Estados Unidos aprobó una propuesta de ley prohibiendo las importaciones de productos fabricados por niños menores de 15 años. Antes de viajar a Estados Unidos, el ya conocido activista viajó a Estocolmo, Suecia, e hizo videos y propaganda en una tienda de alfombras de Asia con el siguiente mensaje: “No compren alfombras, son confeccionadas por niños”. De acuerdo con el documental Iqbal Masih: 16 de abril, el gremio de las alfombras empezó a decir que la elaboración de productos nacionales y su exportación estaban a la baja. En Estados Unidos cayeron 20% las ventas. En Boston, Iqbal había dicho que quería ser abogado: “Me gustaría ayudar a los niños, y hacerlo en Pakistán”. Al recibir el Premio Rebook a la Juventud en la Acción por los Derechos Humanos en esa misma ciudad, Iqbal declaró: “Quiero hacer lo que Abraham Lincoln hizo aquí, darle la libertad a los esclavos”. Mientras Iqbal se encontraba en Estados Unidos, hubo cateos de la policía en el local del BLLF. Tras recibir constantes amenazas, el niño fue tiroteado el 16 de abril de 1995. Una nota de la agencia Associated Press (AP) del 31 de mayo de ese año, titulada “La muerte de joven activista golpea las ventas de alfombras”, decía que las exportaciones a Occidente de alfombras habían disminuido en 10 millones, aunque cita que pudo haber sido por el estado de la economía mundial. La nota asevera que no había nexos entre los empresarios de los tapetes y el asesino. Mran Malik, vicepresidente de la Asociación de Manufactureros y Exportadores de Alfombras de Pakistán, dice en la nota: “Las alfombras que antes eran consideradas una pieza de artes ahora son vistas como si la sangre de niños fuera utilizada para elaborarlas”. Veinte años después Anti-Slavery International, fundación británica, estimó en ese entonces que en Pakistán trabajaban 500 mil niños, en India 300 mil y en Nepal 11 mil. A pesar de que el trabajo “por deudas” que mantuvo a Iqbal esclavizado fue abolido, su práctica persiste 20 años después de su muerte. El más reciente estudio al respecto publicado en Pakistán de manera independiente data del 2009. Realizado por la Coalición Nacional Para Erradicar el Trabajo por Pago, el texto cita a la Comisión de Derechos Humanos del país para decir que el trabajo forzado “prevalece con 1.7 millones de personas”. Los artículos 11 y 36 de la Constitución de Pakistán prohíben la esclavitud infantil y el Acta de Abolición del Trabajo Esclavo se mantiene vigente. Sin embargo, el informe Las peores formas del trabajo infantil en Pakistán, publicado por del Departamento del Trabajo de Estados Unidos en 2013, señala que 13% de la población de 10 a 14 años trabaja y sólo 72% estudia. Los sectores donde mayoritariamente trabajan los niños son la agricultura (76%), los servicios (14%) y la industria (9%). El informe destaca que las niñas son empleadas domésticas y son “severamente maltratadas”. El índice Global de Esclavitud del 2014, realizado por la Fundación australiana Camina Libre, coloca a Pakistán como uno de los 10 países donde existe de forma extendida la “esclavitud moderna”, especialmente en las provincias del Punjab y de Sindh. “El trabajo por deuda es la forma que prevalece de esclavitud moderna en Pakistán. Existe en industrias desarrolladas, muchas veces sin registro”, dice el informe, y enlista a la actividades principales donde ello ocurre: la agricultura, la fabricación de ladrillos y el tejido de tapetes. Destaca que no hay estadísticas oficiales, pero cita a la Comisión de Derechos Humanos de Pakistán, la cual ha reportado que en la fabricación de ladrillos muchas personas son mantenidas cautivas por guardias armadas. En términos absolutos, Pakistán es el tercer país con más personas en esclavitud laboral, después de India y China. De una población de 182 millones, 2 millones viven en esta situación, 300 mil más que en la estimación de la Comisión de Derechos Humanos de Pakistán. El informe revela que hay 10 millones de niños que trabajan en Pakistán, y que de enero de 2010 al junio de 2013 hubo 41 casos de tortura en contra de niños trabajadores. 34 eran niñas que trabajaban en casa, 19 de los casos terminaron en la muerte de los menores. “We are free” Siempre que terminaba un mitin, el niño Iqbal Masih repetía a coro esta frase: “We are free, we are free, we are free”. En respuesta a un cuestionario enviado por el reportero al Frente de Liberación de Trabajo Forzado de Pakistán, éste afirma que 20 años después del asesinato de Masih mantiene sus actividades: se encarga de construir escuelas, formar comités de familiares, crear organizaciones de trabajadores de la industria del ladrillo, de zapatos y establecer tiendas para trabajadores. Señala que trabaja en identificar los sectores de la economía en donde puede existir el trabajo esclavo, en la intervención directa con trabajadores así como interponiendo ante tribunales denuncias por violaciones a la ley, especialmente del Acta de Abolición del Trabajo Esclavo de 1992. La muerte de Iqbal tuvo resonancia en personas que lo conocieron en Estados Unidos y que leyeron su historia en Canadá. En el décimo aniversario del asesinato, la organización estadunidense “Una escuela para Iqbal” había juntado el dinero para levantar ocho planteles alrededor del mundo. Varios libros se han escrito sobre su vida, entre ellos la novela Historia de Iqbal, de Francesco D’Adamo (2004), y en 2005 se estrenó una película italiana titulada Iqbal. Otras personas han tomado su ejemplo. Veroo Kolhi, quien sufrió trabajo esclavo durante su juventud, escapó y se convirtió en defensora de los derechos laborales. En abril de 2013, sorprendiendo a la clase política de todo el país, participó en las elecciones locales de Hyderabad, en Sindh. “Nadie debe olvidar a Iqbal Masih”, dijo el defensor de los derechos de los niños, Kailash Satyarthi, al recibir el Nobel de la Paz de 2014. El que fuera secretario del BLLF en 1980 dijo también: “Algunos de mis compañeros han pagado el último precio. En el nombre de estos mártires y de los millones de niños que todavía están esclavizados, les pido unirse a esta marcha”. A Iqbal se le otorgó de manera póstuma en el año 2000 el “Premio de los Niños del Mundo”. Un año antes, el 16 de abril de 1999, en el tercer aniversario de su muerte, fue declarado el “Día Mundial contra la Esclavitud Infantil”.

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