El pueblo de Dios vivió durante mucho tiempo en un país llamado Egipto. Allí no eran felices porque el faraón de Egipto los trataba mal y tenían que hacer los trabajos más duros.
Entonces Dios eligió a Moisés para ayudar a su pueblo. Dios le dijo a Moisés que sacara a su pueblo de Egipto. El faraón de Egipto no quería dejar marchar al pueblo de Dios. Entonces empezaron a ocurrir cosas extrañas en Egipto. Las ranas salieron de los ríos y ocuparon todas las calles. Un montón de mosquitos picaron a las personas. Grandes tormentas de truenos y relámpagos cruzaron el país.
El faraón pidió ayuda a Moisés; Moisés pidió ayuda a Dios...Y Dios hizo lo que Moisés le pidió. En Egipto, todo volvió a la normalidad, y el faraón dejó marchar al pueblo de Dios.
El pueblo de Dios abandonó Egipto. Querían volver a su tierra; para ello, tenían que atravesar el desierto. Al poco tiempo, el faraón se arrepintió de dejar marchar al pueblo de Dios y envió a su ejercito en su busqueda. Moisés y su pueblo estaban cerca del Mar Rojo. De pronto, vieron al ejército del faraón y se asustaron. Pero Dios les protegió. Una gran nube oscureció todo y los egipcios no pudieron verlos. Moisés extendió su mano sobre las aguas y las aguas se dividieron en dos.
El pueblo de Dios pudo cruzar el cause seco; cuando habían cruzado todos, las aguas volvieron a su lugar. Se habían salvado.
Fuente: El libro de Jesús. Editorial Sm. 2º curso de primaria.
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